La primera vez que viajé sola fue más por casualidad que por haberlo planeado así. Fue una decisión de lanzarme y viajar sola cancelar un viaje que ya tenía planeado.
Como la mujer independiente que mi mamá educó, la convencí de bendecir mi decisión con el argumento de confiar en mi capacidad de supervivencia y sentido común y demostrarme con su voto de confianza que creía en la mujer independiente en quien me estaba convirtiendo.
A partir de ese momento desbloquee una perspectiva diferente de los viajes y en la siguiente oportunidad que tuve planee por primera vez un viaje sola de inicio a fin.
Dios sabe cuántas cosas más me quedan por aprender sobre viajar sola, y cuántos miedos más tengo que superar cada día para ser más fuerte, más aventada y más independiente, sin embargo esto es un poco de lo que he aprendido.
1. Descubres quién eres cuando viajas.
Cuando todas las decisiones en un viaje; desde a dónde ir y en qué fecha, hasta hospedarte en el hotel 5 estrellas de tus sueños o en el hostal que tu cartera te permite, dependen de ti, tu estilo y el tipo de viajero que eres sale a relucir. Quizá descubras que te encanta conocer nuevas personas en el bar del hostal o prefieres caminar solo por las calles; que te gusta detenerte en cada esquina a tomar fotografías o prefieres andar sin parar de sol a sol.
Cuando identificas este tipo de comportamiento en ti, te sirve para planear tus próximos viajes mejor y de acuerdo a tus preferencias, algo que quizá no hubieras descubierto viajando en grupo, cuando por lo general estas decisiones son tomadas en conjunto.
2. Aprendes a sentirte cómodo estando solo y te vuelves más independiente.
Después de unos días, no solo aprendes a sentirte cómodo en la soledad, comienzas a disfrutarlo. Aunque al principio pueda parecer raro no tener a nadie con quién comentar lo que estás viviendo y lo que aprendiste en el día, en el proceso aprendes a disfrutar tu propia compañía, tus propios pensamientos y reflexiones.
No solo en las ocasiones lindas, donde puedes extrañar compartirlas con alguien que quieres, incluso en aquellas desagradables, aprendes a resolver antes de sentir.
3. Abres tu mente.
Cuando no tienes a nadie mas que alimente tus prejuicios ante cierta situación, te permites a ti mismo analizarla y familiarizarte con ella. Viajando conoces cosas nuevas, tus creencias y tu perspectiva de la vida son retadas constantemente. Te expones a cambios y realidades distintas. Abres tu mente a entender y aceptar nuevos comportamientos, formas de pensar y revaluar tus propios ideales.

4. Te vuelves más responsable.
Al no tener alguien en quién apoyarte, te vuelves más consciente de las consecuencias de tus acciones. Habrá ocasiones en las que quizá pierdas un tren o decidas salir de fiesta hasta muy tarde y tendrás que resolver cómo llegar hasta donde querías o caminar solo por la noche. Tus errores serán tuyos y no podrás adjudicarle la culpa a nadie más. Aprenderás a tomar completamente la responsabilidad de tu seguridad, aprender la lección y seguir adelante. De la misma manera, tus logros serán 100% tuyos así como la satisfacción y el orgullo. Ahora, no dejes que el miedo de que algo pueda salir mal te encierre o te paralice. También sal, enfrenta tus miedos y disfruta el demostrarte a ti mismo lo valiente que eres.
5. Aprendes a confiar en tí.
Al llegar a un lugar nuevo quizá de te miedo no saber cómo transportarte o perderte. Primero que nada debes reconocer y aceptar la posibilidad de que algo fuera de tu control puede suceder o que te puedes equivocar, pero al final tu y tus habilidades te sacarán del apuro. Tienes que perder el miedo y tener el coraje de confiar en ti y que puedes lograrlo.
En lo personal esto es de lo que más trabajo me cuesta y he encontrado algunas cosas que me ayudan a enfrentar ese miedo. Si te preocupa perderte o no saber cómo utilizar el transporte público ¡investiga!. Busca en internet la mejor ruta para llegar, en blogs los comentarios o recomendaciones de gente que ya ha estado en la misma situación antes que tú y si de plano no encuentras información previa ¡pregunta!, no importa que la gente se dé cuenta que estás perdido, suelta y pierde el miedo a que algo se salga de tu control.

6. Aprendes a vivir con menos y comprendes la importancia de viajar ligero.
Después de estar viajando por un tiempo, te acostumbras a vivir con lo esencial. Desde que bajas del avión y no hay nadie que te ayude a maniobrar todas las maletas que traes, comienzas a cuestionarte si esos zapatos o esa falda eran realmente necesarios.
Cuando viajas te das cuenta que es perfectamente posible prescindir de ciertos lujos que incluyes en tu vida diaria y que jurabas no podías vivir sin ellos, pero sobre todo cuando viajas solo y todos tus sentidos se agudizan, en el día a día antepones la practicidad ante los lujos, pues tienes cosas mucho más importantes de las cuales preocuparte.
7. Aprendes a valorar lo que tienes y dónde vives.
Muy de la mano con aprender a vivir con lo esencial viene el valorar lo que tienes en casa que te permite vivir más cómodamente. Desde la deliciosa comida casera o la facilidad de tener la ropa limpia en un instante, ¡hasta tu cuarto chiquitito pero PRIVADO después de que duermes en un cuarto de hostal con 20 personas más!
Aprendes a valorar tu entorno cercano y tus cosas, tu familia, tu espacio, la gente que ves diariamente y te ayuda, hasta las costumbres y tradiciones del lugar donde vives. (¡Casi ni estoy extrañando yo todo lo anterior, ahorita que les escribo esto desde mi cuarto en Toronto!)
8. Aprendes a priorizar experiencias sobre cosas materiales.
Ya que estamos en el mood de consentirnos, explorar y aprender de otros lugares y personas, no solo preferirás haber invertido ese dinero en una noche extra o en otra obra de teatro, agradecerás viajar ligero y moverte fácilmente por todos lados.

9. Identificas tus límites.
A base de prueba y error claramente. Acampar en la montaña o dormir en un hostal junto a 20 personas probablemente se vuelva menos soportable cuando viajas solo. Únicamente experimentando conocerás cuáles son tus límites a la hora de viajar y que tan cómodo te sientes presionándolos.
10. Nadie es más importante en tu vida que TÚ.
Disfrútate y consiéntete. Aprende a escuchar tus deseos y date el gusto de cumplírtelos. Aprende, reflexiona y absorbe todo lo bueno que puedas. Disfruta el momento y atesora los recuerdos que estás creando. Créete lo maravilloso y valiente que eres por haber llegado hasta ahí. Disfruta tu independencia.
Una experiencia espectacular, sin duda. 🥰
LikeLiked by 1 person
Completamente de acuerdo! ❤
LikeLike